Al salir del separador centrífugo, el aceite está listo para el uso. El producto contiene residuos sólidos en suspensión y es turbido. En descanso, el residuo sólido se deposita en el fondo del recipiente y el aceite se convierte en una sustancia límpida de forma espontánea.
En consecuencia, el aceite que se acaba de separar es conservado en recipientes de acero en contacto con una atmósfera de nitrógeno para evitar la oxidación y para favorecer la sedimentación espontánea de los sedimentos; el aceite listo para la comercialización es, en cambio, sometido a la filtración a través de filtros de tipo “barese” o filtros-prensa antes de su envasado.